Cuando nos enfrentamos a un modelo como el LG 55QNED80A6A, lo primero que hacemos es mirar más allá de las siglas. Este televisor forma parte de la serie QNED80 (también conocida como QNED8E), una familia que apuesta por tecnologías de visualización intermedias dentro del catálogo 4K de LG para 2025. Su enfoque va más por integrar funciones útiles, sin aspirar a la gama alta más exigente, pero tampoco quedándose corta en lo básico.
En este artículo desglosaremos cada parte del equipo, desde su construcción y conectividad hasta su comportamiento real al reproducir contenidos, pasando por su sistema de sonido, las opciones de personalización y las tecnologías con inteligencia artificial. Todo desde una perspectiva funcional, sin adornos innecesarios
El aspecto exterior del 55QNED80A6A se mantiene sobrio, sin pretensiones, con una carcasa en plástico rígido y bordes contenidos. Lo más llamativo, si lo miramos lateralmente, es el grosor del panel sin peana: apenas 29,7 mm. Esa delgadez le da una estética limpia cuando se cuelga en pared con un soporte VESA 300x300. Con la peana, la altura sube hasta los 783 mm, y el peso se mantiene en torno a los 15,3 kg.
La peana, por cierto, tiene una forma tipo arco, ancha, que aporta estabilidad pero también ocupa algo de espacio en la superficie. A tener en cuenta si el mueble es justo de profundidad.
Aquí nos encontramos con un panel 4K QNED de 55 pulgadas y resolución nativa 3840 x 2160 píxeles. A diferencia de los paneles OLED, este utiliza una estructura LED con retroiluminación perimetral y tecnología local dimming para ajustar la luminosidad por zonas.
La cantidad de zonas gestionadas por el procesador en este modelo asciende a 2.040. Eso permite un control más preciso del contraste, aunque no llega a los niveles de una atenuación local por matriz completa. En cualquier caso, el resultado es aceptable para entornos domésticos habituales, con negros decentes y sin excesivo blooming.
El color es otro de los puntos que se trabaja en esta serie. El televisor se apoya en la tecnología Dynamic QNED Color, que logra una cobertura de amplia gama cromática con un volumen de color completo. Esto, traducido a una situación real, significa que los tonos se mantienen vivos incluso en escenas muy brillantes, como exteriores diurnos o videojuegos con gráficos saturados.
La tasa de refresco es de 60 Hz, lo cual lo posiciona dentro del segmento estándar. No hay presencia de VRR avanzado ni de G-Sync o FreeSync, así que el comportamiento en juegos competitivos queda limitado por ese aspecto. Aun así, para quienes no buscan eSports ni máxima fluidez, puede cumplir sin mayor inconveniente.
También se incluye HDR10 y HLG, pero no encontramos soporte para Dolby Vision. Esto influye en el tratamiento de metadatos dinámicos cuando se reproducen contenidos en plataformas que lo permiten. En su lugar, LG implementa su propio mapeo dinámico de tonos, que intenta aproximarse a ese efecto de forma propietaria.
El cerebro de este televisor es el procesador 4K IA α7 Gen8, que trabaja con 4 núcleos y se encarga de realizar tareas de mejora visual en tiempo real. Una de las funciones que más aprovechamos es el Super Upscaling 4K, especialmente útil con contenidos que no están en resolución nativa 4K. Vídeos antiguos, emisiones TDT o plataformas que no transmiten en alta calidad se benefician de esta mejora progresiva.
El control de brillo con IA también entra en juego en entornos variables, ajustando la luminancia según la luz ambiental. No siempre es perfecto, pero contribuye a una experiencia más constante sin que tengamos que tocar el brillo manualmente.
Otro aspecto destacable es la inclusión del Modo Cineasta, que ajusta automáticamente los parámetros de color, contraste y movimiento para reproducir las películas según el estándar original del director. Ideal para sesiones nocturnas, siempre que se combine con una buena fuente HDR.
Este apartado se resuelve con un sistema 2.0 canales y una potencia total de 20 W. No hay subwoofer integrado, pero el uso del α7 AI Sound Pro permite una simulación envolvente de tipo 9.1.2 virtual. Es decir, el sistema procesa la señal para generar una experiencia pseudo envolvente, aunque no sustituye a un sistema de cine real.
Se notan los efectos del Clear Voice Pro, que mejora la comprensión de diálogos en series, noticieros o retransmisiones deportivas. Esta función ayuda especialmente cuando hay ruido ambiental o los actores susurran más de lo recomendable.
La calibración acústica mediante IA analiza la sala y ajusta parámetros según la distancia y la reverberación. Funciona siempre que la estancia tenga una acústica controlada y no haya demasiadas superficies reflectantes.
En cuanto a compatibilidad, el televisor reconoce Dolby Atmos y Dolby Digital, aunque como decíamos, al no contar con subgrave ni canales reales traseros, la experiencia está limitada. No obstante, sí es compatible con Bluetooth Surround Ready, lo que permite emparejar altavoces inalámbricos traseros si se desea completar el sonido sin pasar cables.
El WebOS 25 que encontramos aquí viene actualizado y más orientado a la personalización. Una de las cosas que hemos notado es la incorporación de widgets interactivos y accesos rápidos en la pantalla de inicio, algo que facilita el acceso a las apps más utilizadas.
La navegación es fluida, sin lags perceptibles, y el Magic Remote sigue siendo una herramienta útil gracias al puntero inalámbrico. También admite comandos por voz gracias a los asistentes integrados: Google Assistant, Alexa y Apple HomeKit. Incluso hay un chatbot con IA y conserje virtual que puede ofrecer ayuda contextual.
Otra novedad es la compatibilidad con el estándar Matter, que permite integrar el televisor en sistemas domóticos más modernos. No es algo que todos vayan a aprovechar, pero para quienes ya tienen dispositivos conectados en casa, puede ser un plus.
Por supuesto, encontramos las apps clásicas: Netflix, Prime Video, Disney+, YouTube, Apple TV… todas preinstaladas y funcionales desde el primer momento. También hay acceso a servicios de Cloud Gaming como GeForce NOW, aunque los juegos más exigentes se benefician más de conexiones por cable Ethernet que por Wi-Fi.
El conjunto de conexiones es bastante completo: tenemos 3 puertos HDMI 2.0, todos con soporte para eARC, ALLM y CEC. Esto nos permite conectar barras de sonido, consolas y otros dispositivos sin renunciar a funciones avanzadas como el control automático de latencia.
Incluye también 2 puertos USB 2.0, salida óptica, entrada Ethernet RJ45, CI+ y antena RF. Nada fuera de lo habitual, pero sin carencias relevantes. En conectividad inalámbrica, ofrece Wi-Fi 5 y Bluetooth 5.1, suficientes para la mayoría de tareas domésticas.
Tras varios días de uso, lo que notamos es un rendimiento estable en tareas cotidianas. Cambiar entre apps, visualizar emisiones TDT, ver contenidos 4K en streaming o conectar una consola son tareas que el televisor gestiona sin ralentizaciones.
El escalado mejora significativamente la visualización de contenido Full HD o inferior, y aunque no hace milagros, sí suaviza bordes y evita pixelaciones evidentes. En contenidos HDR, se agradece el trabajo del procesador para mantener zonas brillantes y oscuras diferenciadas, incluso en escenas complejas.
El sonido cumple si no hay demasiadas expectativas. Es útil para un salón medio, aunque quienes busquen un audio más envolvente o con cuerpo seguramente valorarán añadir una barra externa.
El LG 55QNED80A6A se ubica como un televisor funcional, con buena variedad de características inteligentes, imagen equilibrada y sonido correcto. No destaca en ninguna categoría concreta, pero tampoco tiene carencias importantes que lo limiten en un uso doméstico medio.
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